Un escrito con ideas poco originales sobre la tan famosa, preciada y desvirtuada palabra "Revolución"

lunes, 22 de junio de 2009

Aquí estoy pensando sobre cómo fregaos cambiar el mundo. Pequeños actos revolucionarios (intrascendentes), simbolitos muy monos, miradas dulces y sonrisas provocadoras. He decidido no cortarme el pelo en un buen rato y no recortarme la barba, cómo si eso importara.

Es solo el trabajo (el trabajo es solo).

El trabajo que tengo no está del todo mal, es una oficina (mejor dicho, un cuarto de una casa con 15 personas dentro, repartidas en pequeñas caballerizas con dos o tres personas cada una), me ponen a leer y redactar, revisar y cotejar contenidos (lo cual no está del todo mal).

Sabían que existe un Efecto que el que los poco aptos se sienten mucho más capaces de desarrollar una actividad de lo que son en realidad y que los más competentes creen lo contrario. El Efecto Dunning-Krugger (Dunning & Krugger, 1999 en PDF para los clavados).

Mañana iremos vestidos de negro como protesta, no tengo camisas negras, me pondré un sueter; no tengo pantalones negros, solo de vestir, lo cual es terrible. (Me sentí como chica en apuros).

Debería dejar de usar paréntesis para todo.

2 comentarios:

Zero Kelvin dijo...

Quien pillara 27...

No te cases, cada uno evoluciona y la gente que nos rodea tambien. Al cabo de tiempo te darás cuenta que no eres el mismo, y que quien tienes al lado tampoco. Y que quizás ya no sois compatibles.

Nunca lo hice yo. Es algo que siempre tuve claro.

Lo importante despues de las conversaciones sobre valores es saber que quieres y que no quieres.

Señorita Navaja dijo...

Por fortuna, he escuchado múltiples comentarios similares al tuyo. Las pequeñas grandes cosas que cambian la vida; platicar contigo solía ser una de ellas, era quieras o no un acto de rebeldía contra lo establecido y espero sepas a qué hago referencia.
Por otro lado, por más que la gente decida "establecerse" y "ser prioductiva" a mi nada más no me acaba de convencerme que eso que hacen signifique lo que creen significa. Yo estoy en mi trinchera y desde allí trato de ser productiva para MI, de a poco he descubierto que quiero y qué me gusta, pero estoy convencida que no es la casa con el perro labrador y los tres niños en la camioneta esperando para ir al colegio/el TKD/la natación/qué se yo. Mi trinchera es otra, y aun si un día me descubriera acunando un bebé, sé que mi trinchera es otra.
Siempre he disfrutado mucho de tus paréntesis, recuerdo la temporada postal en dónde tus misivas incluían paréntesis dentro de paréntesis y así hasta llegar a la firma de despedida.
Ojalá podamos vernos, hace mucho tiempo que no voy al Mohelí por un smoothie de coco.

Cuento contigo