Shalom

lunes, 24 de noviembre de 2008

No soy como él, en algún lugar de mi cuerpo, de mis genes, de mi estructura de personalidad, de alguna forma mis huesos, mi cerebro y mis ojos, de alguna forma mis palabras y mis sueños y mis semejanzas con él, en algún punto de mi imaginación, de mi puño cerrado, de mis recuerdos infantiles, de los golpes soportados, de la quietud de mi mirada, de las tardes obscuras, de las esperas en balde, de los sueños rotos, de las confusiones; de la frustración, de mi independencia, de mi libertad, de la emancipación, de la vergüenza, en algún punto del dinero y mis gastos y mis responsabilidades puedo decir, que no, no soy como él.

Es un banco
un usurero,
un hueco
una incógnita
un suelo
un golpe
una caída
un abuso
un conflicto
un niño
un idiota
un genio
un imbécil
una caja registradora
un fraude
una esponja
un cristal
una caja fuerte
una ofensa
una esperanza

Una esperanza, era lo último que me tenía amarrado, una vaga esperanza de comprenderme a partir de él, pero hoy, hoy descubrí que no, no tengo espejo alguno, no tengo historia, no hay estrellas para mí, no hubo bar mitzvá ni catecismo, no hubo hermanos, ni derrotas y menos triunfos compartidos.

Es tiempo de marcharme, me iré sin las respuestas que esperaba, me iré temiendo repetir la historia, me iré preguntándome quién soy y sin saber si eso importa en realidad.

Yo sólo quería llegar temprano a mi casa, y me encuentro con problemas de dinero, cómo si en esta casa faltara el dinero, cómo si yo no fuera capaz de pagar mis deudas, como si mi propio padre no pudiera tratarme como a su único hijo. Dije cosas horribles y parece que no le importara, como si no existiera, como si fuera lo peor que le hubiera pasado, cómo si fuera la marca de la desgracia. La desgracia la traigo conmigo, a toda hora, en todo momento. Traigo, con todo el dolor de mi corazón, mi casa a cuestas y he de tirarla si es que quiero lograr lo que tanto deseo.

Silencio, se escucha la narración del partido de americano; mi madre, ella se involucra tanto y no tiene nada que hacer y nada que decir. Por mi parte dije, ya no más, cueste lo que cueste, ya no más.

Ya no más

Y he pasado mi vida preguntándome tantas cosas sin sentido, ni coherencia, sin fundamentos, dudando sobre si podría lograr mis metas, si es que podía plantearme metas, cómo era obvio no era que no pudiera, sino que lograrlas sería la condena. So stop the fucking bullshiting!


2 comentarios:

lafocalu dijo...

-_- besos y abrazos guapo mozalbete....

MSL dijo...

Shalom leja, Paz para ti!

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