Es lamentable caer en la desesperación porque no hemos entregado a tiempo un papel o porque un señor todavía no ha firmado un oficio. Es imperdonable que esas miserias produzcan angustias y, a veces, desgracias. Es metafísicamente escandaloso que causas insignificantes tengan tanta importancia en nuestras vidas. La burocracia -- salvo en paraísos sin duda artificiales-- es esa desproporción, esa alquimia que transforma a un vejete pálido o una cincuentona gelatinosa en personajes decisivos e inevitables. Un universo de reyezuelos, sellos, prosa nauseabunda, cuchicheos equívocos, falsos problemas, reglamentos, pasillos, salas de espera, sillones grasientos, incertidumbre y despotismo.
Alejandro Rossi
1 comentarios:
En qué momento?? Según para organizar todo, pero se hacen más bolas con eso. Odio hacer todo eso, cuando acompañé a mi amiga por los requisitos para su boda pude darme cuenta de que ni por el civil deseo casarme.
Es tan fastidioso hasta para pedir empleo ¬¬
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