El Hecho

lunes, 11 de junio de 2007

Ecos, ecos, los hechos no hechos. Todo eso que no ha pasado, todo eso que no ha sido hablado. Los hechos son palabras y las palabras no son hechos. Soy un hombre de palabras y no de hechos. Soy un hombre de masa y no de caza. Hechos son los hechos y las cosas pasadas. Los hechos y las cosas no existen son palabras. Las palabras dichas son hechos y el hecho hecho está y como está hecho no existe más. Mi vida deshecha no ha sido hecha, mi vida terminada es un hecho, una muerte figurada cada decisión acatada.

El hecho es un hecho y entre hechos y verdades guerras y amistades. Nada está hecho, prefiero palabras a hechos, prefiero hechos que palabras. Palabras como nudos seducen las pestañas y los sueños como suelos y casos clínicos y cada caso un rabo y cada rabo una pelona y la pelona de mi cabeza de tantos hechos se han caído los cabellos. Y sí todos los hechos de mi vida estuvieran equivocados, me quedan las palabras vacías para reacomodarlos y hacer otros hechos nacidos de nuevas palabras y personas imaginarias, de dedos sujetando la pluma, de manos presionando cogotes, de gente pasando frente a mi vida con sus palabras y sus hechos. Hecho estoy de vidas pasadas, de personas anteriores que se llaman igual que yo. A veces me llamo noche, otras lluvia, a veces melancolía y nunca mía. La vida se llama tronco y río y musgo y patos y cemento y nubes. Libros sagrados con hechos improbables, libros fantásticos de hechos y palabras: como viene va y como voy vengo.

El río corre y está muerto pasado por procesos químicos de limpieza, el río corre con aguas negras, con aguas residuales, con olores podridos de hechos pasados, de perfidias y errores. El río corre como una gota corre del cielo al río, del río se brinca y se ahoga el hecho en posibles bifurcaciones, de caminos no tomados, de pseudo mejores tiempos, del mejor allá, del control científico, del control de masas, de la supremacía de aquellos del dolor de estos. Mi vida tomada, por palabras propias, por tormentas propias, por hechos mal entendidos, por otros que no importaban, por miedos incompetentes; mi vida tomada por una senda inconclusa de posibilidades mal terminadas.

El hecho, el musgo, la verdad como mucosa atrapa los hechos y los convierte en una masa grisasea que se limpia con un pañuelo y se desecha en nombre de otras verdades, de hechos mejores

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