Mirarlas en su constante vaivén, como un océano atormentado, como una cielo borrascoso le causaba infinitos sufrimientos. Sufrimientos como los de un relámpago en el cielo, como cada gota de lluvia al desplomarse contra el concreto, instantes diluidos por el continuo andar del tiempo, que en la brevedad encuentran su belleza.
Cierres
Hace 6 años.
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